Un buen amanecer {Libre}

Mystic Falls. Cuanto me habían hablando de este pueblecito de Virginia en el que al parecer se concentraban todo un conjunto de seres sobrenaturales que a mi me atraían bastante. Pero no por el hecho que la mayoría de groupies piensa. No soy una fanática que trata de convencer a un vampiro para que le transforme, tener una vida eterna y poder hacer lo que se me viniese en gana. Ser un vampiro, a mi forma de ver, es una maldición, por ello es mejor liberarles de la tortura que supone la inmortalidad con una buena estaca clavada justamente en su corazón. Si se pensaba bien, incluso les estaba haciendo un buen favor con mis actos. Aunque a quién de verdad quería encontrar era a él, a ese jodido muchacho que había hecho de mi vida un maldito lío, aquel vampiro que había destrozado mi familia y que por alguna extraña razón me había dejado vivir a pesar de lo que había hecho con mi madre, con mi padre...Antes de largarse. Jamás le volví a ver después de eso y era lo que mas deseaba en el mundo. Puede que el hecho de moverme por venganza acabase con mi propia muerte, pero era algo que me importaba una mierda. Quería hacerle sufrir y después arrancarle el corazón del pecho con mi propia mano, poco a poco. ¿Sádica? Tal vez, pero es lo único que me mueve a seguir adelante cada mañana cuando me levanto de la cama. Eso y el hambre. ¿A quién quiero engañar?

Bajo del coche de un salto, mientras observo el paisaje que se extiende a mi alrededor. Arboles, arbustos, barro, caminos de tierra, hierbajos...Y un gran lago que se extiende enfrente de mi ocupado toda la periferia de mi mirada. Tras quedarme así, observando, unos minutos, desciendo la pequeña colina hasta llegar cerca del lago. Pronto iba a empezar en la universidad Whitmore, así que no estaba de mas conocer un poco esto. Mystic Falls ya no despertaba tanto interés en mi desde que había descubierto que esos seres que eran como las brujas...Llamados viajeros hicieron un hechizo que no permitía la entrada a seres sobrenaturales, que hacían que se volviesen humanos al pasar sus fronteras. El vampiro que buscaba seguramente no se encontraba ahí. Así pues decidí tomarme el día libre, los estudios siempre me acababan agobiando pero era algo que debía de hacer.

Crujo mis dedos, estiro mis brazos y después lanzo unos puñetazos al aire. Hace un par de días que no entreno y no quiero perder practica ni agilidad. Este sitio es lo suficiente grande y lo suficiente verde para mi como para que me entren ganas de entrenarme un poco, así que decido continuar lanzando los puñetazos, unas cuantas patadas y después me echo al suelo para hacer unas cuantas flexiones mientras una canción rockera suena desde el altavoz de mi móvil el cual esta reposando a mi lado sobre la chaqueta de la cual me deshice unos minutos antes quedando en una básica de color blanco adecuada para el ejercicio físico. No se escuchaba ni un alma. Y desde luego que eso era lo que mas encanto le estaba dando a este precioso lugar.