Run up that hill || Casting de Bonnie Bennet

Miles de pensamientos habían cruzado por mi mente en aquellos instantes, el miedo se aferraba a mi pecho como si no hubiese un mañana y las imágenes se superponían unas a otras a cámara lenta. No era consciente del tiempo, cada día que pasaba era lo mismo, cada minuto era una tortura y la compañía era un infierno. Aquel brujo psicópata que había tratado de usarme para salir de aquel mundo y al que había logrado bloquear para sacar a Damon, ahora lo estaba logrando. Mi magia se había esfumado con mi nuevo amigo Salvatore con la esperanza de que eso mantuviese a Kai encerrado de por vida junto a mi en aquel lugar. Pero las cosas nunca eran fáciles cuando se trataba de nosotros. Había encontrado una manera de salir de aquel sitio, todo estaba planificado perfectamente en su cabeza y yo me había dejado engañar como una estúpida por sus palabras calmadas.

No había peor tortura que observar, impotente, como el hechizo se llevaba a cabo, como yo no podía hacer absolutamente nada para impedir lo inminente. El aire se estaba volviendo cada vez mas pesado y el murmullo de las palabras pronunciadas por el chico al realizar el hechizo aun zumbaban en mi cabeza. Mis manos temblaban, mi boca era incapaz de decir nada y mi mente estaba en blanco. Jamás había entrado en una situación semejante de bloqueo. Solo habían pasado unos segundos, solo unos segundos habían bastado para que ese torbellino de pensamientos se arremolinase en mi mente formado una locura aún mas mayor de lo que estaba acostumbrada. Una locura que debía poner en practica con rapidez si es que no quería que quedase echada por tierra como todos los demás planes para salir de esta prisión repetitiva; era la única solución apta en aquellos instantes. Los músculos de mis piernas se tensaron, la adrenalina comenzó a recorrer cada conducto sanguíneo de mi cuerpo y eso me dio las suficientes fuerzas como para impulsarme en dirección a Kai; estaba tan absorto en su hechizo, que tal vez ni me notó, no a tiempo. Para cuando mis manos estuvieron aferradas a las suyas ya era demasiado tarde.

La oscuridad confundió mis ojos y la calma era tal que por unos instantes me atreví a pensar que estaba muerta. Pero no era de ese modo: poco a poco, comencé a sentir como era capaz de mover los dedos de mis pies y mas tarde, los de mis manos. Por ultimo mis parpados temblaron resistiéndose a abrirse pero instantes mas tarde gané la lucha y quedé cegada por la claridad. La palma de mi mano se colocó contra el suelo y por un momento me sentí desorientada y desubicada. Mi cabello se esparció por mi rostro al hacer el esfuerzo de levantarme y me llevé la mano al estómago sintiendo un pequeño dolor que hizo que mi respiración quedase entrecortada. Volví a apretar mis parpados el uno contra el otro, tomando una pequeña pero eficaz respiración que me dio el coraje para continuar caminando hasta que un rayo de luz solar dio en mi rostro de lleno. Al principio bizqueé, tratando de acostumbrarme a aquella claridad repentina pero después, una extensa sonrisa ocupo mi rostro -Estoy...estoy en casa- murmuré. En aquellos momentos, la felicidad fue tal que me olvidé por completo del problema de Kai...Solo necesitaba sentirme así unos instantes más.